sábado, 3 de abril de 2010

Historia de la primera radio de Carabineros de Chile: LA FRONTERA DEL ÉTER

(El siguiente paper fue escrito por Patricio Parraguez en 1997. Se autoriza su difusión citando la fuente y el autor, cuando sea con fines académicos o históricos. Bajo otros parámetros se debe solicitar autorización por escrito del autor.)

"La radiotelefonía no está al alcance de cualquiera y muchos son los que tienen ideas erróneas sobre ella, pero lo que es indiscutible es su inmensa utilidad. No es maravilloso si nos retiramos al campo, a lo más profundo de una montaña, podamos, sin embargo, con un aparato de poco costo, estar imponiéndonos de las noticias de todo el mundo y todavía estar escuchando la música de las mejores orquestas, oyendo conferencias, etc.”

Este artículo, publicado en la revista “Sucesos”, en la década de los ‘20, parece ser la inspiración que tuvo el primer General Director de Carabineros, Aníbal Parada, cuando encargó la construcción de una emisora al mismísimo Enrique Sazié, padre de la radiotelefonía nacional.

SEIS AÑOS DESPUÉS

Sólo seis años después de la primera emisión radial, Sazié inició los trabajos para construir el transmisor y los estudios de la radio de Carabineros de Chile.

Sesenta y nueve años más tarde -los mismos que hoy tiene la policía uniformada- otro grupo de hombres pone en marcha ese viejo sueño institucional, romper la barrera del éter y llegar a los más diversos rincones de nuestra tierra.

En esa lejana experiencia, emprendida con el propósito de agilizar los comunicados policiales y comprometer aún más el servicio público, el General Director del Cuerpo de Carabineros de Chile, general de brigada (E) Aníbal Parada (1), y el jefe de la Sección OS-2 de la Dirección General, mayor Jorge Díaz Valderrama, fueron agentes fundamentales.

"Hernán Millas cuenta que en 1928, el general del Cuerpo de Carabineros, Aníbal Parada, llamó a Sazié para encomendarle la planificación del servicio de radiocomunicaciones de la institución, como asimismo la instalación de una radiodifusora. De este modo salió al aire la em1sora de Carabineros, que difundía música y noticias de la institución. Tenía, por supuesto, la primicia de los partes policiales. El sucesor del general Parada no fue de la opinión que Carabineros tuviese una emisora y la cerró”, informa un libro de la historia de la radiodifusión chilena (2).

No es de extrañar que en la recién creada institución, producto de la fusión del Cuerpo de Carabineros de Chile, de las policías fiscales (Santiago y Valparaíso) y municipales, prendiese como reguero de pólvora la pasión radial, si se considera que las estaciones surgieron rápidamente en la capital y provincias.

POBLANDO EL ÉTER

En 1923 se creó Chilean Radio Company, que a los pocos años se convirtió en la actual radio Chilena (CB 66).

En 1924, un corredor de la Bolsa de Comercio, Carlos de Carlo, solicitó a Ricardo Vivado -otro de los padres de la radiotelefonía- la construcción de una emisora en Valparaíso. Así nació radio Cerro Alegre, con sus Estimulantes tres horas de programación diaria.

También en 1924, el decano de la prensa nacional -El Mercurio- se acercó a esta magia. El matutino, vinculado estrechamente a la histórica transmisión inalámbrica de 1922, recurrió a Enrique Sazié para levantar una planta.

Radio “El Mercurio” operó con una potencia de 400 watts y se escuchaba perfectamente en las provincias vecinas a la capital.

Un año más tarde, 1925, otra empresa de la linotipia y el metal fundido se acerca a esta aventura. Desde el edificio del diario "La Unión emite sus transmisiones radio Club de Valparaíso.

En 1926 aparece la primera emisora neta mente comercial, radio “Wallace”, propiedad de una tienda homónima que se dedicaba a la venta de artículos eléctricos y radiorreceptores. La planta de esta emisora es la primera que opera con corriente eléctrica del tendido común.

Ese mismo año surge en el puerto radio “Lord Cochrane”.

En medio de este vertiginoso aumento de puntos auditivos en el dial surge la emisora de Carabineros, que -junto a las estaciones de la Escuela Militar y la Escuela de Caballería del Ejército- marcó un hito en la radiodifusión chilena. Fue una de las primeras en Santiago y la séptima en el país.

¡ATENCIÓN COMANDOS Y PREFECTURAS!

Con el propósito de dar mayor utilidad al servicio radiofónico policial, la Circular 211 del 26 de septiembre de 1928, ordenó a los Comandos y Prefecturas que las “estaciones receptoras de radio” debían estar en perfectas condiciones de funcionamiento para captar las señales desde la capital.

Las primeras pruebas se iniciaron en abril de 1928, ocasión en que la Dirección General instruyó a la Prefectura General y al plantel matriz, Escuela de Carabineros, para que alistaran sus receptores.

Con el fin de preparar a todas las unidades del territorio -en un entonces limpio espectro radial, que posibilitaba una recepción nítida y a mayor distancia, considerando la escasa potencia de los transmisores- se distribuyeron receptores en los Comandos (actuales Prefecturas) de Arica, Antofagasta, Coquimbo, Colchagua, Talca, Maule, Ñuble, Concepción, Bío-Bío, Cautín, Valdivia, Aysén y el Grupo de Los Andes.

Un receptor Adwater Kent, un altoparlante de la misma marca, y un cargador con seis baterías de 22,5 volts, marca Westinghouse, componían las ostentosas “Estaciones Receptoras de Radio”, que no eran otra cosa que los hoy triviales radiorreceptores.

El 15 de octubre de 1928, a las 23:15 horas, inició sus transmisiones radio Carabineros de Chile.

Un equipo SCNAG, en la banda de 285 metros, era el corazón de la emisora.

El objetivo de la radio institucional era dar a conocer instrucciones de la Jefatura Superior, encargos de antisociales y otras tareas inherentes al servicio policial. La carencia de una respuesta inmediata, para conocer si el mensaje era recepcionado, restó efectividad al sistema de radiotelefonía y la esperanza que los altos mandos habían fijado en este medio de comunicación.

CORTA VIDA

Esta falencia y el cambio en el mando institucional, ahora a cargo del general Fernando Sepúlveda Onfray, la llevaron al inevitable cierre de sus transmisiones.

El 24 de noviembre del mismo año -un mes y medio después de la primera transmisión- radio Carabineros de Chile dejó de emitir su señal. Los antiguos equipos de escucha fueron destinados para la distracción del personal, según los informes de aquella época, y se ordenó que fuesen instalados en los casinos u otras dependencias donde se reuniera el personal durante sus horas de descanso.

Mientras los receptores quedaban como una entretención, los implementos de transmisión fueron vendidos al diario La Nación. En 1929, pocos meses después, este matutino encarga a Sazié la construcción de una emisora.

El mismo ingeniero que pusiera en el aire la radio policial dio continuidad a sus equipos, ahora como el director de radio “La Nación”.

Aunque los espacios de esta emisora, encabezados por “La Hora Italiana” llegaron a ser los más escuchados, su vida también se vio truncada por su proximidad al gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.

Junto con la caída del mandatario, la radio fue clausurada. Más tarde sus equipos dieron vida a radio “Bayer” y después a radio “Baquedano”.

Tal como la naciente institución de las carabinas cruzadas estuvo ligada al Ejército -por el origen de su creador, el general Ibáñez-, el destino de su primer director, Sazié, también. El ingeniero agrónomo puso su ciencia en las emisoras de la Escuela Militar y de la Escuela de Caballería, además de las radios de los diarios “La Mañana” de Talca y “El Sur” de Concepción, y las ya citadas de Carabineros de Chile y la “Chilena”.

NADIE DIJO NADA...

Aunque la “Revista de los Carabineros de Chile” –antecesora de la actual publicación- no se pronuncia sobre este trascendente avance en el primer período del general Parada, en la página 4 del Nº 17, del 15 de diciembre de 1928, reproduce una nota de la “Revista Policial Argentina” bajo el título “Radio y Policía”.

La Radiotelefonía presta indiscutibles ventajas al público y a ella acuden, con fines de propaganda, el comercio, las artes y la política”, dice en su primer párrafo, para luego subrayar la trascendencia de este medio para la institución encargada de mantener el orden.

La Policía ha hechado mano de ese recurso para ilustrar al pueblo sobre ciertos asuntos que le conviene saber para precaverse y prevenirse contra la acción de los delincuentes”, añade la crónica.

El informe trasandino remata en un extenso párrafo las oportunidades que tendría un buen comunicador policial para mostrar los peligros sociales. “La Policía podría muy bien prevenir al pueblo sobre el modo de cómo se cometen hechos comunes, sin mentar (nombrar) a algún santo, pero refiriendo cómo “los santos” hacen el milagro; podría explicar el alcance de ciertas disposiciones de orden público y cómo se deben cumplir; podría divulgar las medidas a adoptar con urgencia en casos de accidentes; podría hacer saber o recordar las obligaciones que tiene el ciudadano con las autoridades y los derechos que le asisten y pueden reclamar de aquellas; podría matizar estos asuntos con brevedad, con beneficio común y con aplauso de la población, en la que hay muchos bienintencionados que se reservarían un momento para tan provechosas pláticas policiales”, sugiere el anónimo autor, como también pudo haberlo pensado el mayor Díaz Valderrama, en nuestro país.

Casi seis años después de esa pionera idea, surge el interés por retomar la senda de la radiotelefonía.

NACE COMUNICACIONES DE CARABINEROS

Mediante la Orden General Nº 52 de la Dirección General, de fecha 11 de enero de 1934, se creó la Sección Radiodifusión y Comunicación.

Los elevados costos de los equipos –considerando que el mundo entero recién superaba una fuerte depresión económica- impidieron que este nuevo intento se materializara en una radioemisora.

Por esa fecha, radio “Universo” (construida por Sazié en 1932 y que contaba con una potencia de 5 mil watts, la más potente y moderna del país) (3) ofreció al mando policial dar las facilidades para transmitir un programa de su interés.

En el acuerdo entre radiodifusora y la institución policial quedó establecido que transmitirían las noticias de Carabineros sin ningún costo.

Así se difundirían los “salteos (asaltos), robos de consideración, encargos de personas desaparecidas, aprehensión de delincuentes y todo aquello que tuviera una relación directa con la función policial. Para llamar la atención de los oyentes se tocaría una sirena o bocina antes de entregar la información.

Ya en ese tiempo la idea de un medio interactivo motivó a los funcionarios a cargo de estas informaciones. Cada vez que se diera a conocer un encargo de aprehensión o se solicitara colaboración, los auditores podrían llamar a la unidad más cercana o bien al teléfono 26 de la Prefectura General de Santiago, algo así como el antecesor del nivel 133.

Estas notas de encargo o de crónica roja podían escucharse en cualquier momento en la emisora “Universo”, dentro de sus horarios de transmisión del mediodía (de 11.30 a 13.30 horas) y de la noche (de 17.30 a 23.45 horas).

También formaba parte del compromiso el programa “La Hora Policial”, que se difundía entre las 16.00 y 16.30 horas. Estos 30 minutos eran aprovechados en la entrega de leyes y reglamentos de interés público, especialmente sobre tránsito y salubridad.

El espacio radial salió al aire por primera vez al cumplirse el séptimo aniversario de la institución, el 27 de abril de 1934. En una edición extraordinaria de mediodía, el Orfeón Nacional interpretó el Himno de Carabineros, y después habló a los radioescuchas el prefecto 2º jefe de Santiago, comandante Jorge Díaz Valderrama.

Tras la intervención del impulsor de la radiodifusión en Carabineros, se dirigió a los auditores el director general Humberto Arriagada Valdivieso, quien abordó los problemas nacionales y aprovechó su discurso para plantear las necesidades económicas de la institución y agradecer a la empresa radial la creación de este espacio para la policía uniformada (4), que recientemente se había separado de Investigaciones.

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